De legados y testamentos


1

Lady Roberta se arroja a las aguas del Támesis, pero antes deja testamento. A su hermana Anne le lega todo el aire que respiró en vida. A su sobrino Charles, los cuatro libros de memorias escritos en sus últimos años. A las siervas Lynn y Jeannette, diez mil libras cada una. A la florista del barrio, por los colores y aromas que dieron a su casa a lo largo de toda una vida ella y su madre, la mansión de Eton Square. Y a Sherlock Holmes, su vecino, el bastón con estoque.

2

No dejaré testamento, aunque todo se lo lleve el Estado. No dejaré testamento, aunque la casa se venga abajo y los muebles se apolillen y la platería se ennegrezca para siempre. No dejaré testamento, aunque no me den una cristiana sepultura. No dejaré testamento aunque ellos renieguen de mi para siempre. Si nunca quisieron a mis perros, si siempre ignoraron a mis gatos, no dejaré testamento.

3

Llama al escribano para testar. Con tan mala suerte, que el notario llega cuando la apoplejía le quitó voz y mando. El notario –viejo amigo y vecino- arregla los papeles de modo que, por obra y gracia de la casualidad, sea él el único heredero.

4

De mi padre heredé los deberes de conciencia. De mi madre, la conciencia del amor. Entre los de mi padre y los de mi madre, se cortaba un abismo. Ella, amó a todos los hombres que la amaron o le propusieron amarla. El repudió el vicio y la concupiscencia y jamás justificó los sentimientos fáciles. Hoy, mujer agraciada, lucho entre las dos herencias y no voy para ningún lado.

5

Han rechazado la herencia del tío, hermano del padre. No quieren sus millones de fantasía. No anhelan ninguno de sus títulos de propiedad. No les importa su pinacoteca ni sus autos de colección. En cambio, desean hacérselo saber todo a la prima Clara, la desposeída. Desean hacérselo saber todo para que ella entienda, aunque no perdone. Ellos, si, son los hijos verdaderos del tío. Y nuestro padre, en verdad, era el tuyo.

6

Le han legado un pequeño busto de Rodin. Un bronce con la figura de un señor de levita; barbado, por supuesto. Le gusta y no le gusta. Y si no fuera de August Rodin, ya se habría deshecho de él. Le parece que, si le saca la barba, mejorará su aspecto. De ahí, pulir y pulir todas las tardes con escofina. El rostro cambia: ahora es una señora con levitón..Y piensa: por algo le puso barba…

7

El testamento hológrafo fue abierto a la semana de morir el señor. Estaba en un sobre lacrado y sellado con las iniciales del señor. Lo abrió el notario, dos días después de la inhumación del señor.En el acto, todos sus familiares. En la hoja, única hoja escrita con tinta azul: Esta es mi última volun

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Acerca del autor

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Biobibliografía

Poeta, ensayista, crítico de arte, Jorge M. Taverna Irigoyen nació en Santa Fe. Ha publicado una decena de libros de poesía, crítica e historia del arte, mereciendo numerosos premios por su labor. Publicó sus narraciones breves bajo el título Historias verosímiles en la revista Letras de Buenos Aires y en el suplemento cultural de El Litoral de Santa Fe. Fue Director Provincial de Cultura, director y fundador del Centro Trandisciplinario de Investigaciones de Estética de Santa Fe y presidente de la Asociación Santafesina de Escritores. Es miembro de la Asociación Internacional de Críticos de Arte y Presidente de la Academia Nacional de Bellas Artes.

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