Destinos, azares


1

En Village de Balazuc, en Ardeche, acaba de nacer una hermosa niña de tres kilos doscientos. Es rubia y de ojos azules. La mujer la busca desde hace años y recién hoy la parió, entre risas de emoción de medio pueblo. Cuando crezca, la ayudará a cuidar las ovejas.Le pondrá de nombre Bernadette. (Nadie sabrá jamäs que es la Suzette que murió en las nieves, allá en St. Moritz, reencarnada en otro vientre para hacer vida pastoril).

2

¿Confías en el destino, madre? ¿Confías en el azar de los días? El niño pregunta raro, piensa ella. Y cada vez puedo responderle menos. Habla demasiado de cielos e infiernos, de la reencarnación, de la carne inmaculada y qué sé yo cuantas otras fantasías. No le sirve al padre en la herrería. Y el tío lo devolvió porque regalaba las golosinas del kiosco. Hoy lo vio hablándole a las palomas. Justo cuando entró el cura y se lo pidió como monaguillo.

3

Me levanté temprano y fui a votar por primera vez. Al mediodía, mamá mató a papá, después de una fuerte discusión. Juez, policías, vecinos curiosos, ocuparon el resto del día. Me desplomé exhausto, hacia la madrugada. El lunes, la noticia llegó vertical como fiel de balanza. Papá sería el nuevo intendente.

4

Lo nombraron Director del Zoológico Municipal justo a tiempo, cuando su familia había decidido ponerle rejas a su cansancio crónico.

5

Benoit Daubigny cierra el libro y se quita las gafas. Acaba de leer la historia de su vida. Sí: como si la hubiera escrito él mismo. Mira al infinito y sonríe con amargura.. ¿Se hereda el destino? ¿El azar está engarzado genéticamente? Los mismos amores. Las mismas tragedias. Las soledades calcadas unas y otras. El libro que escribió el abuelo hace setenta años, capítulo a capítulo, reseña todo el camino que él recorrió hasta hoy.

6

Por azar lo han mandado de médico de fronteras. Por azar contrae el paludismo y queda con fiebres diarias por el resto de su vida. Por azar conoce a una zulú gentil, que lo atiende. Por azar la embaraza. Por azar, ella muere en el parto y todo queda como al principio.

7

Cuando conocí a Madame Bovary las ideas que me asaltaron fueron las que Ud. imagina. Al irse papá y mamá de viaje, la invité a casa. (Su esposo también había viajado). Tomó un licor. Me pidió una segunda copa. Me deslicé entonces a su lado con el ímpetu de mis veinte años. Me rechazó. Una, diez veces. Ella era virgen. Se conservaba intacta. Sólo le pertenecería a Monsieur Flaubert. Y de eso, faltaba aún algún tiempo.

8

Una vez que entendió lo que era el bovarismo, Andrés bajó los ímpetus. Compró un perrito lanudo, se lo regaló a Madame, y desde ahí entró todas las noches a su casa, después que el marido se sumía en sueño. Flaubert sí, pero quién sabe lo que puede un perrito lanudo…

9

¿Para qué estudian los ancianos?, se pregunta él mismo, que ya tiene 80 y sube todos los días las escaleras de la Facultad de Agronomía. A mí siempre me gustó la tierra, justifica. Pero sabe que no es la verdad. La verdad es la que busca desde hace años, tras los pasos de su hijo Ruperto. El que estudió Edafología y, sin justificación alguna, al recibirse puso una casa de corpiños.

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Acerca del autor

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Biobibliografía

Poeta, ensayista, crítico de arte, Jorge M. Taverna Irigoyen nació en Santa Fe. Ha publicado una decena de libros de poesía, crítica e historia del arte, mereciendo numerosos premios por su labor. Publicó sus narraciones breves bajo el título Historias verosímiles en la revista Letras de Buenos Aires y en el suplemento cultural de El Litoral de Santa Fe. Fue Director Provincial de Cultura, director y fundador del Centro Trandisciplinario de Investigaciones de Estética de Santa Fe y presidente de la Asociación Santafesina de Escritores. Es miembro de la Asociación Internacional de Críticos de Arte y Presidente de la Academia Nacional de Bellas Artes.

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