Se trata de errores


1

Acabo de entrar a la oficina. Han movido los muebles y varios escritorios fueron sacados. Mi computadora está desenchufada y no insisto. El sector de los jefes está cerrado. Evidentemente, soy el primero en llegar. (Me toman del cuello y salgo sostenido por dos tenazas musculares. He equivocado el piso, después de once años de rutina).

2

No es bueno cavar la propia sepultura. No es bueno usar una sola pala. No es bueno olvidar que los cementerios cierran los domingos. No es bueno usurpar al sepulturero.

3

Escupe el veneno a tiempo y se salva. La vida no se puede escupir ni vomitar. Por eso uno no se salva, aunque lea el Corán o la Biblia. Así razona con culpable resignación. Y piensa que la felicidad es el propio espejismo para que se retraten los imbéciles. (Cuando escupen el veneno de la vida, claro).

4

Usted sabe bien que Sibelius y Proust eran alérgicos. Pero distintos. Ya sé: uno estornudaba y el otro asmático. Eran distintos. Uno era músico y el otro escritor. Sí, pero eran distintos. Uno iba al médico y el otro no. Es verdad, pero distintos. ¿Habrá que preguntarle a un alergista en qué estribaba esa diferencia? Quédese tranquilo: eran distintos porque mientras Proust le achacaba todo a su gato, Sibelius aseguró hasta morir que su alergia era una autodefensa frente al público, que temía más que a Satanás.

5

Compró el lobo cuando era cachorro. Desde ahí, algo se transformó en él: se volvió huraño, agresivo, duro. El lobo, manso y domesticado, recibió siempre todos los cuidados. Cuando la Maestranza Municipal quiso sacárselo por ser animal peligroso para el barrio, montó en cólera. Forcejeos, gritos, llantos del hijo.Al fin, una lazadera lo subió al carro. Dos colmillos le salían de los labios y bufaba, bufaba. Como un hombre.

6

Cuando la epidemia de aburrimiento en el país, el presidente formó urgente un Ministerio de Ideas Productivas. Con este incentivo, todos fueron inventores. Calesitas individuales a control remoto. Aviones de mazapán para los niños rebeldes. Elefantes aspiradores para el polvo de las casas.Robots redactores de decretos oficiales Cuando el presidente creía perdida la batalla, reapareció el optimismo y no hubo más inventos.

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Biobibliografía

Poeta, ensayista, crítico de arte, Jorge M. Taverna Irigoyen nació en Santa Fe. Ha publicado una decena de libros de poesía, crítica e historia del arte, mereciendo numerosos premios por su labor. Publicó sus narraciones breves bajo el título Historias verosímiles en la revista Letras de Buenos Aires y en el suplemento cultural de El Litoral de Santa Fe. Fue Director Provincial de Cultura, director y fundador del Centro Trandisciplinario de Investigaciones de Estética de Santa Fe y presidente de la Asociación Santafesina de Escritores. Es miembro de la Asociación Internacional de Críticos de Arte y Presidente de la Academia Nacional de Bellas Artes.

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