Epistolarios


1

Peor que recibir un anónimo es leer el apremio de un desconocido. Necesita saber por qué actúo de esta manera. Por qué no quiero progresar en el trabajo. Por qué he dejado a mi familia. Por qué tacho mi nombre, cuando firmo. Al no responderle, lo hace él. Se disculpa. Quiere saberlo, porque él actúa igual que yo, como en espejo…

2

Escribe cartas a pedido. De todo tipo y tenor. No sólo para analfabetos, sino aún comerciantes, amas de casa, algún funcionario de tercera línea, enamorados. Tiene tarifa fija, aunque a veces –más allá de contabilizar el número de páginas - deba ajustarla ante dificultades gramaticales por sortear. Hoy le ocurre algo inédito: una maestra de escuela acude para que le escriba su renuncia. No quiere hacerla ella ni por todo el oro del mundo. Y aún más. Le ruega que la redacte en tercera persona, y que firme él por ella.

3

Le escribe a García Lorca en nombre de todas. Están hartas de Yerma. De llorar y gritar. De destrozarse por dentro y por fuera unas y otras. Y lo peor, lo peor, es que la obra tiene éxito y ya llevan siete meses en cartel.¿Por qué no escribe obras más agradables, con un dramatismo más llevadero? Que lo tome como una sugerencia, al menos. Federico lee en silencio y lanza una carcajada: primera vez que le escribe una actriz.

4

Estimada señora: esta carta se la debí escribir hace años. Pero fui dejando pasar el tiempo. De compulsión en compulsión. Dieciocho años. Hoy le hago llegar estas palabras escritas desde el corazón, no desde el cerebro. Perdóneme, pero esta vida no puede seguir. No me interesa seguir así. Neblinas sobre los sentimientos. Amándonos en silencio, odiándonos a los gritos. No puede seguir y tampoco quiero ese divorcio. Se lo propongo ahora: renovemos los votos, señora. Casémonos de nuevo.

5

Las cartas son escritas con tinta violeta, como lo hacía Anatole France. Y letra cursiva Las dirige a los vecinos del barrio. Hoy, por ejemplo, les toca a los de la cuadra de enfrente. Les cuenta cómo ve al vecindario, si ya florecieron los lapachos, la enfermedad de don Julio, el almacenero. Les comenta, también, algo acerca de los más chicos y alguna queja para el intendente. Nunca firma, pero se siente feliz al despacharlas. Cuando le preguntan, abre una semisonrisa y responde: Yo también las recibo…

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Acerca del autor

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Biobibliografía

Poeta, ensayista, crítico de arte, Jorge M. Taverna Irigoyen nació en Santa Fe. Ha publicado una decena de libros de poesía, crítica e historia del arte, mereciendo numerosos premios por su labor. Publicó sus narraciones breves bajo el título Historias verosímiles en la revista Letras de Buenos Aires y en el suplemento cultural de El Litoral de Santa Fe. Fue Director Provincial de Cultura, director y fundador del Centro Trandisciplinario de Investigaciones de Estética de Santa Fe y presidente de la Asociación Santafesina de Escritores. Es miembro de la Asociación Internacional de Críticos de Arte y Presidente de la Academia Nacional de Bellas Artes.

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