Viajes y viajeros


1

Un viaje de mil millas empieza con un paso. Le creo a Lao-Tsé, pero me cuesta dar ese primer paso. No es por una cuestión puramente de decisión, ni familiar, ni laboral. He escrito todos los esquemas y he estudiado todos los mapas. Tengo ya preparada la mochila y no hay instrumento u objeto doméstico que me falte agregar. Sólo no coincido en un punto: mis pies. Y dentro de ellos, contenerlos con qué tipo de calzado

2

Viajó a Paris y visitar el Louvre y extasiarse frente a la Gioconda fue todo uno. Es verdad que la cola interminable lo empujaba y empujaba, pero a él no le faltó ingenio para volver rápido a la boletería y sacar otro boleto y otro. Y otro más. Al salir finalmente (triunfal, sí), alguien le manifestó que con una sola entrada bastaba. Pero él, sin responder, repitió el rito al día siguiente. Y al tercero y al cuarto día de su estadía parisina. Sin una sola duda, tomó el avión de regreso con la convicción que todo París no alcanzaba para conocer a la Gioconda en su esplendor.

3

Quién sabe si Marco Polo no sufría de dromomanía. ¡Tanto viajar! ¿Quizá no tendría casa propia? ¡Tanta Mongolia y China, tanto barco y tantos caballos!…Pienso que lo que le faltó a Marco Polo fue una buena poltrona para soñar despierto. Hubiera viajado igual y sin cansancio. Hoy, hasta la mismísima Luna le da una depresión crateriforme, entre los montes Apeninos y el mar de los Vapores. Con derecho de propiedad a su nombre.

4

Hemos viajado a Francia para visitar el jardín de Monet. Especialmente. Es la razón del viaje y no por una cuestión de jardinería. Quiero ver esos lirios. Esos lirios azules de los que él extraía el ultramar para sus telas. Arribamos a Givenchy. Desde lejos, veo los grises y los verdes tibios del jardín. Entramos. Un humus invernal se levanta de la tierra. Equivoqué de estación.

5

¿Qué puede pensar el profesor: que no nos gusta la geografía? Pero así no se aprende: tan lejos de mares y montañas, de bosques y de ríos. El de cosmografía nos lleva al cielo, y de ahí salen los equinoccios y los solsticios, Venus y la Cruz del Sur. Stefania sonríe. Ella es profesora de corte y confección y nunca ha llevado a sus alumnas más allá del taller de cuatro por cuatro. (Aunque, pensándolo bien, sería bueno visitar con ellas el Museo del Traje, de Paris…)

6

Las sandalias de Rimbaud, esas sandalias de viento, son las que lo llevaron de Inglaterra a Bélgica y de Abisinia al fin del mundo del opio. Con esas sandalias se hizo famoso, no con su poesía que sólo le sirvió (me dicen) para tomar ese bateau ivre a las diecisiete años, para no regresar jamás.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Acerca del autor

Acerca del autor

Biobibliografía

Poeta, ensayista, crítico de arte, Jorge M. Taverna Irigoyen nació en Santa Fe. Ha publicado una decena de libros de poesía, crítica e historia del arte, mereciendo numerosos premios por su labor. Publicó sus narraciones breves bajo el título Historias verosímiles en la revista Letras de Buenos Aires y en el suplemento cultural de El Litoral de Santa Fe. Fue Director Provincial de Cultura, director y fundador del Centro Trandisciplinario de Investigaciones de Estética de Santa Fe y presidente de la Asociación Santafesina de Escritores. Es miembro de la Asociación Internacional de Críticos de Arte y Presidente de la Academia Nacional de Bellas Artes.

Bienvenidos

Visit http://www.ipligence.com

Seguidores