Sentimientos


1

El odio es un alimento indigesto. Lo sabe mi hermana, que odia la vida y le hace zancadillas de las que la única que cae es ella misma, ya que la vida tiene más de dos patas. El sábado, en el club del barrio, la eligieron Mis Simpatía. Lloró a rabiar por varios domingos. Y se borró del club.

2

Mi hermana no quiere ir al psicólogo. Y así le van las cosas. Después de lo de Mis Simpatía, pareció serenarse un tanto y me pidió que le comprara el mejor libro de autoayuda. Lo hice. Esa misma tarde fue al baño, lo cortó todo en pedacitos, y encima defecó.

3

Quién sabe por qué causa María Ordóñez tiene pasión por los dedales. Por coleccionarlos, claro, porque ella de coser o bordar, nada. Su madre sí fue costurera. De la Penitenciaría. Y con ese trabajo llevó adelante a la familia en los largos años del padre preso. Ella superó todo. Pero el ejemplo le pinchó la vida. (Y quizá los dedos).

4

Estar desolado y sin lugar para las lágrimas, es peor que ser un deshauciado. José arriba a esta conclusión después que los once libros que escribiera no alcanzan ni para subir a limpiar el cielorraso.

5

Alexander es un exquisito. Se desliza por el costado, cuando todos lo hacen para adelante. Y posee a las mujeres más inverosímiles: desde Madonna a las nuevas Marilyn Monroes. Las recorta de las revistas y las ilumina con lápices electrónicos hasta su más secreta intimidad gráfica. Es un exquisito. Últimamente, les borda lencería sobre los cuerpos desnudos…

6

Se enrosca a la felicidad como un caracol en su caparazón. La felicidad es suya y no la comparte con nadie. Así, en poco tiempo se le marchita y el bumerang de la burla lo derriba.

7

Una noche, un fauno se metió en su cama. A los nueve meses justo nacieron dos bellos faunitos. Está muy triste, porque cuando intenta explicarlo nadie le cree. Si tan bellos, ¿por qué tienen pezuñas?

8

Mi tío, Armando Gautier, honra a la familia porque, a más de rico, es famoso en toda Francia. No es como el otro Armando Gautier, el pintor, que no tiene dónde caerse muerto. Mi tío es médico, químico, higienista, y ha inventado eso de la medicación arsenical, que lo ha llevado a la cumbre: desde la Academia de Medicina, a la presidencia de la de Ciencia. Hoy me crucé con el otro, por la rue de Rivoli. Iba silbando y saltando de un pie al otro. ¡Ayer vendí un cuadro, muchacho! Te invito a un anís.

9

El sentimiento de la duda es el peor. Peor que la culpa, peor que el odio, peor que la desesperanza. No es que una piense en la infidelidad de su marido, o si la semana próxima la echarán del trabajo. Seguramente tampoco es existencial, si se es fea o se es bella. En cambio, todo es respecto al espacio que una ocupa. Al ritmo de los desplazamientos. A la caída de la ropa. A los doscientos diez kilos que no sé si alteran tanto mi anatomía como mi psiquis…

10

De los Braganza me quedó la nariz aguileña- Y ese ceceo que, dicen, era propio de Juan I, esposo de Inés Pires. Siempre me insufló orgullo ser descendiente de una de las casas portuguesas más encumbradas. Hasta que la nodriza de mi hijo (que algo de casas reales sabe por su madre, también nodriza) me aseguró que todos los Braganza eran bastardos pues descendían de Alfonso, hijo natural de aquél Juan I. Al poco tiempo, discretamente, me hice una estética nasal.

11

Los espíritus malignos pululan, últimamente. Uno no sabe si cerrarles la puerta o dejarlos pasar, por miedo a que contraataquen. Dejarlos pasar al interior de la psiquis, y actuar, de ahí, no como espíritu maligno sino –al menos- como criatura distinta. Yo siento que resistir no tiene sentido. Entonces, invoco a los dioses y –por obra y gracia de la metempsicosis- me convierto en murciélago.

12

Por matar a uno, la venganza mató al otro. Pero no murió del todo: le dejaron el alma viva. Un tiro en la médula lo paralizó de brazos y piernas. Y a Giuliano il pensiero le quedó libre, como un escarnio. Hoy se despertó tras un sueño hermoso: el capomafia vuelve a entrar a su casa, lo escupe en el rostro y lo fusila en la frente.

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Biobibliografía

Poeta, ensayista, crítico de arte, Jorge M. Taverna Irigoyen nació en Santa Fe. Ha publicado una decena de libros de poesía, crítica e historia del arte, mereciendo numerosos premios por su labor. Publicó sus narraciones breves bajo el título Historias verosímiles en la revista Letras de Buenos Aires y en el suplemento cultural de El Litoral de Santa Fe. Fue Director Provincial de Cultura, director y fundador del Centro Trandisciplinario de Investigaciones de Estética de Santa Fe y presidente de la Asociación Santafesina de Escritores. Es miembro de la Asociación Internacional de Críticos de Arte y Presidente de la Academia Nacional de Bellas Artes.

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