Odiseas


1

El camello se quebró las dos patas delanteras y ahí no comenzó, sino siguió su calvario. El desierto no tiene fin. No tiene agua, sino espejismos. No tiene antiparras para los vientos de arena. No tiene almohadas para el cansancio. El palacio imaginado no apareció nunca. Tampoco vio una sola odalisca... Comprende,al fin, que leer Salgari no es mejor que Julio Verne.

2

No hay abismo más profundo que el de la soledad. La soledad de quien está perdido. Ha terminado la guerra de los Cien Años y él ha quedado –entre miles de cuerpos en descomposición- sin saber dónde está. Piensa en la familia, en los compañeros de caballería, en Dios. Piensa también que, en días o en horas su cuerpo será igual al de los otros: carne podrida. Y maldice no haber nacido en la era de la telefonía celular, para llamar a Dulcinea que lo venga a buscar…

3

Odisea pasó Umberto Latino cuando debió cruzar los Pirineos a pie. Todas las piedras se le incrustaron; todos los caminos erró; todos los rios de deshielo crecieron; todas las rocas cayeron. Odisea que nadie compartió (aunque lo recibieran con los brazos abiertos) porque sólo sabe cuánto cuesta caminar quien es patizambo de nacimiento.

4

Cuando mamá me mandó a comprar medio kilo de queso, nunca pensé en lo que pasaría. Crucé la calle después de ayudar a un ciego. Ahí encontré a Eulogio, quien me invitó a jugar a las bolitas. Estuvimos un rato, pero un olor nauseabundo nos hizo entrar al baldío.Entre los yuyos, un cuerpo.Salimos corriendo a la comisaría.Vinieron varios policías.El muerto era mi tío Carlos ¿Sobrino?Debe declarar.Y ahí estuve hasta la mañana siguiente, en que llamaron a mamá, me vio sin el queso y me dio una bofetada..

5

Bajó del hidroavión de azúcar quemada y les preguntó a los chicos cuál de ellos se animaba a subir para volar al Mar del Norte.

6

Amaranto Pereyra sabe que las promesas son biodegradables. No sólo las de amor eterno. Así,cuando le prometen un corte de rancho, no se ilusiona. Va una, diez veces al Ministerio de Bienestar Social, hasta que en la última le rematan se acabaron. Le prometen cartón y chapas de zinc. Pero no se ilusiona. Va una, diez veces, hasta que le dicen estás anotado en un plan de viviendas populares. Pero no se ilusiona. Pasan cinco años y como no hay elecciones, las viviendas no se construyen. Al fin, viviendo en un caño,Amaranto Pereyra razona que por algo dicen que, de paciente, el criollo es haragán

7

Ella recuerda que cerró el piano para siempre un 11 de enero. Su memoria no la ayuda para decir en qué año. Fue cuando aquél profesor te golpeó las manos con una vara, mamá. Ella mira en silencio.Se toca las manos arrugadas, con manchas. Y después los otros te hicieron lo mismo.Por ahí recuerda salas llenas, aplausos.¿Recuerdas que no querían que siguieras siendo niña prodigio? Sí, fue un 11 de enero, el día en que dejó de usar zoquetes blancos para siempre…

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Biobibliografía

Poeta, ensayista, crítico de arte, Jorge M. Taverna Irigoyen nació en Santa Fe. Ha publicado una decena de libros de poesía, crítica e historia del arte, mereciendo numerosos premios por su labor. Publicó sus narraciones breves bajo el título Historias verosímiles en la revista Letras de Buenos Aires y en el suplemento cultural de El Litoral de Santa Fe. Fue Director Provincial de Cultura, director y fundador del Centro Trandisciplinario de Investigaciones de Estética de Santa Fe y presidente de la Asociación Santafesina de Escritores. Es miembro de la Asociación Internacional de Críticos de Arte y Presidente de la Academia Nacional de Bellas Artes.

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